La mayoría de los padres anhelan poder brindarle a sus hijos lo mejor, en todos los niveles. Sin embargo, ¿qué es “lo mejor”? La carta astral de un niño es un mapa de los patrones y de los potenciales que tiene desde el momento del nacimiento. Alentar estos potenciales, puede ayudarle a desarrollar una mayor confianza y la esperanza de un futuro más auténticamente propio, que pueda ser más feliz y estar más satisfecho con su vida. 

Algunos padres verán en su hijo el símbolo de todo el potencial perdido de su propia juventud y no tratarán de imaginar el mejor futuro el cual al niño le conviene aspirar, sino el futuro que hubieran deseado para ellos mismos. Otros padres comprenderán la sabiduría de las palabras de Kahlil Gibran y reconocerán no sólo la magia del niño como un símbolo de la nueva vida, sino también, el profundo don de ser los guardianes de un alma en desarrollo con una individualidad singular y de un viaje a realizar por la vida que no puede ser dictado de antemano.

Los niños tienen su propio plan de vida, independiente de los factores externos. En cualquier familia, dos niños con los mismos padres y el mismo entorno social y económico, expresarán desde los primeros días de su vida, personalidades diferentes y maneras distintas de responder al mundo exterior, aunque hayan nacido el mismo día y en horas cercanas. Los niños no son pizarras en blanco sobre las cuales escribir. Si deseamos ofrecerles “lo mejor” a nuestros hijos, necesitamos discernir primero, quiénes son y cómo podemos apoyarlos de manera más efectiva de acuerdo, primero y principal, a sus necesidades y no a las de nosotros como padres.

Se puede obtener mucha información sobre cómo criar niños de parte de  los amigos, de los familiares, de los doctores y de los psicólogos etc. Sin embargo, no hay reglas generales para los padres que honren lo suficiente, la personalidad singular que cada niño posee como individuo. 

Es en este contexto que la astrología puede hacer una contribución profunda y creativa para que podamos comprender a nuestros hijos y también, para comprender a ese niño que alguna vez fuimos. Cuando un adulto explora su carta natal, muchos de estos potenciales fueron “enriquecidos” de acuerdo a experiencias reales de vida y a las elecciones que realizó a lo largo de muchos años. El tiempo, las circunstancias y las relaciones, cristalizan los potenciales en un conjunto de patrones de comportamiento y de actitudes. En un niño, estos potenciales son fácilmente sofocados por las demandas familiares conflictivas, obstaculizadas por circunstancias inapropiadas o simplemente ignoradas por falta de reconocimiento.

La Carta Natal no sólo refleja las habilidades incipientes, también describe la manera en que cualquier individuo tratará de protegerse, de la incertidumbre de la vida. Comprender la naturaleza de los temores infantiles, puede ser de una ayuda enorme para fomentar una sensación interior de seguridad. 

Cada niño tiene una manera altamente individualizada de expresar amor y posee necesidades emocionales que no siempre son iguales a las de sus padres. Un niño puede necesitar demostraciones de amor físicas. Otro niño más cerebral, necesitará que le expresen amor a través de la comunicación verbal y un interés real en lo que piensa y en su esfuerzo por aprender. A veces, estas diferencias pueden llevar a dolorosos malos entendidos entre el niño y sus padres, quienes pueden sentirse no queridos, simplemente porque su manera de demostrar su amor, es tan diferente.  Una comprensión perspicaz de la naturaleza emocional singular del mismo, puede ayudarnos a construir puentes entre estas diferencias y relacionarnos con nuestros hijos con más amor y tolerancia.

Los niños son un reflejo de la profunda comprensión de la continuidad de la vida y de la esperanza del futuro. En lugar de ser padres “perfectos” o de crear hijos “perfectos” podemos, en cambio, tratar de honrar y de apoyar los derechos del niño de ser un individuo. Entonces, puede desarrollarse una relación de mutuo respeto y reconocimiento que nutra y sane, en lugar de sofocar, cortar alas y socavar.